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HAITIANOS CENTENARIOS

LOS INMIGRANTES HAITIANOS EN CUBA QUE HAN CUMPLIDO CIEN Y MAS AÑOS DE EDAD

Wednesday, September 20, 2006

ANA LUISA CARIDAD ANTONIA CRAIGH DESRRUSEAUX

Nací el 22 de diciembre del 1901. Mi padre, Joseph Petión Craigh, nacido el 18 de octubre de 1859 y fallecido de una congestión después de un disgusto el 31 de julio de 1906, fue Diputado en Haití en los años 1904 y 1905, durante el gobierno de Pierre Nord Alexis.

Mi madre, Rosa María Rosalía Desrruseaux, hija de Tibille Desrruseaux y Aurelia Glud, era una mujer muy religiosa, devota de la virgen de la Caridad de El Cobre. Tras la muerte de mi padre ella renunció a todo lo que fuera herencia o derechos por mi padre –tenía una gran extensión de tierra en una de las planicies haitianas- e hizo una promesa a la virgen, para lo cual se dirigió hacia Cuba a cumplirla.

Salió de Haití con sus ocho hijos que éramos –yo tenía entonces unos cinco años- y anteriormente se le habían muerto otros tres hijos. Llegó y se asentó en Puerto Padre, antigua provincia de Oriente.

Un año antes mi hermano mayor, Edmund Craigh Desrruseaux, ya estaba asentado en este país, y se desempeñaba como el Cónsul de Haití en la provincia de Guantánamo, aunque lo fue de tres provincias cubanas. Él murió un tres de diciembre muchos años después.

La familia en total la completaban mis hermanos Miguel, se casó, tuvo tres hijos en Cuba, trabajó como fotógrafo y tipógrafo en una imprenta en Santiago de Cuba y murió en septiembre de 1930, con 36 años de edad; Pedro, quien fue para Haití, trabajó allá como chofer y fue asesinado a finales de la década del 1960 y principios del 1970, en la lucha contra el régimen duvalierista; y Manuel, quien fue también para Haití, se asentó e hizo una familia.

Están mis hermanas Reyna, la mayor, y que se hizo dibujante artística y artesana; Cristina, que trabajó como comadrona; y Aurelia, que se hizo maestra normalista.

Repito, mi madre vino a Cuba con nosotros a pagar una promesa a la virgen. Viajó con la intención de estar tres meses, pero se mantuvo más tiempo y siempre con la idea de regresar a Haití. Por eso, estuvo muchos años empacando sus cosas para realizar tal regreso que nunca se realizó. Sólo desistió cuando ella misma refirió que la virgen se le había aparecido y le dijo que no lo hiciera, que se mantuviera a cerca de ella, en El Cobre. Así estuvo hasta que murió el 16 de octubre de 1972, a los 104 años de edad.

Mi mamá no se llevaba bien con la familia de mi padre y no tuvimos grandes contactos con ella. No obstante, desde Haití nos mandaban facturas con víveres y, hasta el agua embotellada para tomar.

Nuestra familia residió en Santiago de Cuba, en el reparto Sueño, y luego se trasladó hacia El Cobre.

Vivimos en varios lugares de El Cobre, a partir del incendio en dos oportunidades de la casa donde residíamos. Mi casa y mi familia era muy respetada. Decía “la casa de la Madama”

Me adapté a vivir en Cuba. Fui a la escuela y estudié hasta el quinto grado. A mí me decían “La Haitianita” o “La Francesita”.

Me casé bien tarde, a los cincuenta años de edad con Rodolfo Rodríguez, un habanero que era militar cubano. Era menor que yo, con 40 años de edad. A los cinco años de estar casados me lo mataron durante el asalto al polvorín de El Cobre. No tuvimos hijos.

Y ya ve, he llegado a los 102 años de edad, en otra tierra distinta a la que nací, y esta edad hace pensar mucho en cómo se ha vivido.

El comportamiento que he tenido en esta tierra durante todo el tiempo es lo único que me ha permitido llegar hasta esta edad.

Nací extraña. Las cosas que no me gustaban me eran indiferente. Reconozco que he sido una muchacha insípida. Mis deseos han sido siempre ver a los demás felices y que sean ellos mismos buenos.

Perdonar siempre, olvidar todo lo que te han hecho. Es lo principal. Dios perdona todo.
Debes ver y no ver y callar. Mi madre era así.

Mi palabra es la de Jesús. Él preguntó: Y tú, ¿cómo te llamas? La Verdad, se le respondió.

Entonces, siempre he pensado que la familia debe vivir en la Verdad, sin hipocresía.
En el Juicio debes decir la verdad ante todo.

He vivido así y he sido feliz.

Hoy día hay leyes, somos humanos y nos debemos a ella.

Pero los dolores, con el tiempo, pasan. El odio es malo.

No soy política, no me gusta la política.

Hoy muchos van a la iglesia. Antes no era así.

Fidel empezó una Revolución que hoy es más grande, muy distinta a lo que él pensó. Así que la historia está cambiando.

Toda mi familia ha vivido aquí y no ha tenido ningún problema con la Revolución., todo lo contrario.

En mi casa, donde éramos religiosas, fue donde primero se fundaron los CDR en El Cobre. Actualmente mi sobrina, Adriana López Craigh, es la Presidenta del CDR..

A usted y a todo el que guste, le invito a que pase por mi casa, aquí, en Antolín Cebreco número 160 en El Cobre, y conversemos. Me gusta hablar mucho.

ALBERTO GOY (INOCENCIO GOY)
El cuatro de agosto del 2003 intercambiamos con el haitiano Alberto Goy o, como èl dijo, su nombre en francés era Inocencio Goy.

Su voz, entrecortada, transmitió el pensamiento de un hombre que, a pesar de su edad (121 años), traslucía claridad y firmeza en sus ideas.

Nació el 13 de mayo de 1882 en Bainet, un poblado costero en el Departamento del Sudeste, en Haití, y sus padres se llamaron Adelina, la madre, y Gil, el padre.

Vino para Cuba a los 37 años, en 1919, por la zona de Banes, antigua provincia de Oriente, como tantos otros antillanos, a cortar caña. Así estuvo trabajando, no sólo en los cortes de caña, sino haciendo otros trabajos agrícolas.

Pensaba, como todos los demás haitianos, regresar a su querida Haitì cuando hubiera hecho un poco de dinero. Pero la vida le deparó otra suerte. Por más que lo intentaba no le salieron bien las cosas y tuvo que, una y otra vez, posponer los planes de partida.

Estuvo en diversos lugares en los trabajos habituales de los braceros antillanos de entonces. Al pasar el tiempo se enamoró y se casó con una cubana, Emilia Matamoros, fallecida ya cuando ella tenía 80 años, y con quien tuvo once hijos (siete varones, de los cuales se le murió uno, y cuatro hembras).

Alberto recibió su jubilación en 1980. Refieren que cuando contaba con 100 años de edad realizaba viajes desde la capital del país hasta las provincias orientales, y sin acompañantes, porque se valía por sí solo y gozaba de una salud, fortaleza física y claridad mental dignas de admirar.

Sólo en 1984, cuando sufrió un accidente automovilístico, es que su estado se resintió y tuvo que limitar sus andanzas por el país.

“Yeye”, como le llamaban sus hijos, dejó de existir este mes de octubre del 2004, a la edad de 122 años, y su muerte trajo un gran vacío no sólo en su familia, los 65 nietos, 48 biznietos y diez tataranietos que la componen, sino en toda la comunidad de haitianos en Cuba que le quería y estimaba.

SECUA CLE, EL SEGUNDO LONGEVO DE CUBA VIVIO EN VILLA CLARA

Fallecido en el 2005, Secua Clé alcanzó la categoría de poseer el record de sobrevivencia en Cuba, al alcanzar, hasta el 2004, los 119 años de edad.
A continuación, el artículo periodístico dedicado a él en la página WEB del periódico provincial Vanguardia, de Villa Clara.
:
(http://www.vanguardia.co.cu/index.php?tpl=design/secciones/lectura/busqueda.tpl.html&newsid_obj_id=4744 )
Por Yaima Lorenzo Hernández
4-julio-2004
Secuá Clé tiene 119 años de anécdotas y sueños.

Su voz acaricia el aire con ternura, como para no lastimarlo. Su vista aún recorre senderos sin amilanarse. La memoria, igual a todas las memorias, cede ante el tiempo. Haití, tierra natal, defiende su lugar en el recuerdo, entre cafetales y escapadas de clases. Aun así, Manicaragua gana la batalla, con sobrada ventaja.
Hasta ahora sólo se conoce que el hombre más longevo de Villa Clara es aventajado en Cuba por el avileño Benito Martínez Abogán, quien celebró el 18 de junio de 2004 su cumpleaños 124. Con envidiable salud física y mental, mantiene vitalidad, lucidez y aguda visión (nunca ha usado espejuelos); solo le aquejan una ligera inflamación en los pies y "un poquito de dolor en la cintura", como él mismo refiere.
El segundo de Benito es Secuá Clé, Alejandro Pérez del Sol para los documentos oficiales; Alejo, El Haitiano, para los amigos del pasado. Aquellos que lo conocieron cuando recién llegó al poblado de Manacal, recuerdan que hubo varios escépticos (léase racistas) que expresaron: «Los haitianos no saben sembrar tabaco.»
Algunos escuchan incrédulos su fecha de nacimiento: 20 de agosto de 1884. Ella lo convierte en la segunda persona más longeva del país.
Hacia Cuba…
En Haití, los cafetales le servían a Secuá Clé como escondite para no asistir a la escuela. Cuando su padre descubrió el engaño lo colocó ante una disyuntiva: el estudio o el trabajo. Desde entonces asumió la siembra de plátano y algodón.
Allí no terminaron las diferencias con el padre. En la década de 1920, tomó un barco con destino a Cuba, sin el consentimiento de los familiares.
En la provincia de Camagüey tumbó caña durante varios años. En el tiempo muerto trabajaba como veguero en el municipio villaclareño de Manicaragua. Un día se estableció en el poblado de Manacal, perteneciente a este territorio, y allí construyó su vida.
Recuerdos
Secuá Clé fricciona sus dientes con fuerza, mientras narra cómo en el pasado levantaba con ellos un taburete. Ya no conservan igual solidez, pero aún resisten el embate de los años.
Sin previo aviso, con picardía en la mirada, confiesa una de sus aficiones: «Los haitianos tomamos mucho aguardiente.»
Este confidente de la vida atesora numerosas historias. Pocos conocen aquella que casi frustró su récord de edad. A Secuá Clé lo apresaron en el Cuartel 31, en la ciudad de Santa Clara, durante la dictadura de Batista. En esos tiempos, tener un amigo revolucionario constituía un motivo de acusación. Cuando lo liberaron, corrió veloz, debido al miedo a una muerte traicionera. Y hasta los días de hoy.
La familia
Micaela, a quien todos llamaban cariñosamente Mica, trajo el amor a la vida de Secuá Clé. Ella rondaba las cuatro décadas de existencia, y él, las ocho. Se conocieron en unos de esos bailes a los que asistía sobre un hermoso caballo negro, perteneciente a un amigo. Dijo que era suyo, para impresionarla.
De la unión con Micaela nacieron sus tres hijos: Mercedes, Mariana y Benito.
Ahora vive con su hija Mercedes en la cabecera manicaragüense. Maritza, una de las nietas, tiene 15 años. Con cariño ayuda al abuelo en la reconstrucción de sus vivencias, a través de la niebla de los recuerdos.
Aunque parezca imposible, Secuá Clé trabajó hasta los 114 años. El amante de bailes y peleas de gallos, el padre octogenario, el esposo amoroso, incluso después del silencio de la vida de su amada, desanda, con paso firme, el tiempo en busca de los 120 años.

AÑEJOS Y NO DE RON EN CUMPLEAÑOS CENTENARIOS
Por Raimundo Gómez Navia

Ciego de Avila, 30 jun (AIN) Pareciera intrascendente que los haitianos Abogan Maziif Negueta y Guillaume Sanon realizaran un intercambio en ocasión de sus respectivos onomásticos y festejaron con sus invitados.
Sin embargo el asunto no parece tan fútil cuando se conoce que Abogan, conocido como Benito Martínez Abogan, con 126 años de edad, y Guillaume, renombrado Basilio López Sanon, acumulan entre los dos 235 años de vida.
Avión, como también es conocido Abogan, es la persona de más edad en Cuba con 126 años. Nacido el 19 de junio de 1880 en Cavaillon, compartió la fiesta con Basilio, que vino al mundo hace 110 años, el 25 de junio de 1896 en Jeremie, ambos en territorio haitiano.
Sanon arribó a la isla el 21 de junio de 1921, por Santiago de Cuba, mientras que Abogan llegó cuatro años después, en 1925, también por la zona oriental, ambos con el objetivo trabajar, ganar algún dinero y regresar a Haití.
Su filosofía personal y el régimen de vida tenido le hizo a Abogan vivir casi siempre en solitario, con alguna que otra aventura amorosa.
La cubana Joaquina Cruz Valel, (Quindu), hoy con 92 años de edad, se encargó en 1939 que Basilio cayera en las redes del amor y, desde entonces, constituyen una pareja, con cinco hijos (uno de ellos del anterior matrimonio de Joaquina), doce nietos y cinco biznietos.
Benito es atendido actualmente en el Centro Gerontológico Camilo Cienfuegos, de Ciego de Avila, mantiene un estado regular de salud con algunas dolencias con tratamientos médicos, mientras que Sanon, residente en su propia casa, dice que trabajó en el campo hasta los 97 años y los huesos y las piernas son los que más le aquejan ahora.
Las banderas de Cuba y Haití ondearon en la celebración, donde también hubo un gran cake y globos, y tanto Avión como Basilio para dejar prueba de su vitalidad bailaron música haitiana en la fiesta celebrada en la Casa de Amistad en Ciego de Avila.
Paul Harry Guichard, ministro consejero de la Embajada de Haití en Cuba, Daysi Escalero Ortega, delegada provincial del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, y representantes de la comunidad haitiana de ésta y de otras provincias estuvieron entre los invitados al añejo cumpleaños.
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BENITO MARTÍNEZ ABOGAN, EL MAS VIEJO DE CUBA

Nacido el 19 de junio de 1880, en Cavaellon, Haití, Benito Martìnez Abogan es el hombre más viejo de Cuba.

Llegó a este país siendo un hombre maduro y como cientos y miles de inmigrantes haitianos, había venido como bracero para la zafra azucarera. Más adelante realizó otras labores agrícolas y trabajos en la construcción, hasta que se jubiló.

Desde 1925 reside en la provincia de Ciego de Avila, actualmente en el poblado de Vila, en la región central de Cuba.

A mediados de este año la prensa local lo entrevistó y dijo gozar de una buena salud física y mental, aunque con un poco dolor en la cintura e inflamaciones en los pies. Se mantiene activo en las labores agrícolas en su parcela, en la cultiva algunas viandas y la mantiene libre de malas hierbas. Se cocina él mismo sus alimentos, de vez en vez sus buenas caldosas, pues se ha mantenido soltero durante toda su vida

Benito recibe la atención del Estado cubano no sólo mediante el pago de su jubilación, sino también vive en una casa que le han construido y acondicionado, y recibe la atención de una trabajadora social pagada estatalmente.

HAITIANOS NONAGENARIOS EN CUBA

Un número considerables de los haitianos autóctonos residentes en Cuba gozan del alto privilegio de contar una avanzada edad y de meridiana salud.

La calidad de vida de estos haitianos permite apreciar su confort, estado de salud y demás condiciones en su cotidiano accionar, lo que les señala como uno de los ejemplos en Cuba de la atención a las personas de la Tercera Edad, cualesquiera que sea su fortuna, procedencia étnica o color de su piel.

Entre los haitianos de avanzada edad están los nonagerios, aquellos cuyo nacimiento se origino entre 1907 y 1916.

He aquí algunos de ellos:

Provincia Guantánamo

FELIBERTO DUARTE MARIA nacido el 12 de junio de 1908, con 98 años, reside en el hogar de ancianos San José
CARMELINA FRANCOIS FULBERT nacida el 8 de mayo de 1907, con 99 años, reside en el hogar de ancianos San José

Provincia Santiago de Cuba

SALOMON CASAL HAITI nacido el 14 de junio de 1914, con 92 años, reside en el hogar de ancianos de Contramaestre.

Provincia Granma

ALONSO LUIS HAITI nacido el 28 de agosto de 1908, con 98 años, reside en el hogar de ancianos de Bayamo

Provincia Holguín

CARLOS RUIZ PEREZ nacido el 5 de noviembre de 1907, con 99 años, reside en el hogar de ancianos de Cueto

Provincia Las Tunas

EMILIO PEREZ nacido el 5 de agosto de 1909, con 97 años, reside en el hogar de ancianos de Jobabo
FELIPE PEREZ HAITI nacido el 19 de octubre de 1907, con 99 años, reside en el hogar de ancianos de Manatí

Provincia Camaguey

REINALDO MARTINEZ nacido el 19 de septiembre de 1915, con 91 años, reside en el hogar de ancianos de Manuel Ramon S.
MARCELO RENE CLEVO nacido el 12 de septiembre de 1914, con 92 años, reside en el hogar de ancianos de Padre Olallo
ERNESTO BATISTA nacido el 19 de noviembre de 1913, con 93 años, reside en el hogar de ancianos del municipio Brasil
FEDERICO GUTIERREZ PEREZ nacido el 16 de enero de 1912, con 94 años, reside en el hogar de ancianos del municipio Brasil
FRANCISCO PEREZ PEREZ nacido el 6 de junio de 1912, con 94 años, reside en el hogar de ancianos del municipio Imías
JUANA LUIS LEDEL nacida el 4 de mayo de 1911, con 95 años, reside en el hogar de ancianos del municipio Imías
REDIEL POL nacido el 4 de agosto de 1907, con 99 años, reside en el hogar de ancianos del municipio Imías
EMIL FRANCE nacido el 27 de julio de 1911, con 95 años, reside en el hogar de ancianos de La Jagua
ALBERTO SANCHEZ LARA nacido el 4 de agosto de 1909, con 97 años, reside en el hogar de ancianos de La Jagua

Provincia Ciego de Avila

FEDERICO PALMA, nacido el 20 de mayo de 1908, con 98 años en el 2006, reside en el Centro Gerontológico Camilo Cienfuegos.
ANTONIO MENDEZ, nacido el 19 de marzo de 1907, con 99 años en el 2006, reside en el Centro Gerontológico Camilo Cienfuegos.
CANDIDA CORREOSO ALVAREZ nacida el 10 de marzo de 1916, con 90 años, reside en el hogar de ancianos del municipio Venezuela
JOSE MIGUEL GOMEZ nacido el 2 de mayo de 1908, con 98 años, reside en el hogar de ancianos de Venezuela

LA LONGEVIDAD DE LOS HAITIANOS EN CUBA

Un número importante de haitianos gozaron y gozan aún de la privilegiada condición de estar entre los ciudadanos cubanos más longevos, al sobrepasar los 100 años de edad.

Pero las circunstancias de haber llegado a esta tierra como braceros para el corte y alza de la caña de azúcar, en el afán de hacer unos pesos y regresar a Haití nuevamente, bajo un régimen de trabajo muy poco distanciado del de la esclavitud a que estuvieron sujetos los negros esclavos traídos del Africa, con míseros ingresos por esa labor, engañados por todos, discriminados por la sociedad dada sus condiciones de negros, de extranjeros -sobre todo, por ser haitianos- y desconocedores del idioma español, les impidieron materializar sus propósitos de un regreso con holgura económica a su país de origen.

Mal alimentados, en viviendas con pésimas condiciones y con otras calamidades en su contra, estuvieron durante décadas sobreponiéndose a todo lo adverso.

Miles fueron deportados hacia Haití y, de los que lograron establecerse en Cuba, algunos formaron familias y sobrevivieron la situación hasta que el primero de enero de 1959 triunfó la Revolución y sus vidas, como para todos los cubanos, cambió para bien.

Esa es, en síntesis, las características narradas por los haitianos que hoy poseen una centuria o más de años de vida.

Mantienen vivas sus raíces, su cultura, su creole a pesar del tiempo que han estado separados de su tierra natal.

3.- HAITIANOS LONGEVOS EN CUBA QUE CONOCIMOS QUE VIVEN
O VIVIERON CON MAS DE 100 AÑOS DE EDAD.

En los últimos años hemos tenido la oportunidad de conocer a los siguientes haitianos centenarios:

Fecha de
Nombre nacimiento Edad Provincia
1 ARSENIO DAMA (1897) (107) Camaguey
2 ALBERTO YOIP (12/05/1886) (118 años) Ciudad de la Habana
3 NEMESIO FLORES
DELVA (1904) (100 años) (fallecido) Camaguey
4 ELVIRA CELIA (25/05/1904) (100 años) Camaguey
5 ALBERTO GOY (13/05/1882) (122 años) Ciudad de la Habana
6 MARIE RIBET DENIS (10/12/1892) (112 años) Ciudad de la Habana
7 JOSE MARTINEZ (04/10/1901) (102 años) (fallecido
el 10-10-2003) Camaguey
8 MANUEL ALVAREZ (15/09/1890) (114 años) Camaguey
9 EUGENIO MARTINEZ (27/06/1902) (102 años) Camaguey
10 VENANCIO LUIS HAITI (1903) (101 años) Las Tunas
11 TEOFILO TREFILO
FEDERICO (08/02/1900) (104 años) Camaguey
12 ANA LUISA CARIDAD
ANTONIA CRAIGH
DESRRUSEAUX (22/12/1901) (103 años) Santiago de Cuba
13 EUGENIO MARTINEZ (27/06/1902) (102 años) Camaguey
14 VENANCIO LUIS HAITI (1903) (101 años) Las Tunas
15 BENITO MARTINEZ
ABOGAN (19/06/1880) (124 años) Ciego de Avila

LA LONGEVIDAD EN CUBA

La República de Cuba está considerada como una de las más envejecidas en Latinoamérica, con más de un 14 por ciento de su población mayor de los 60 años.

Su pirámide poblacional así lo demuestra y ello preocupa a los especialistas en el país.

Pero, por otro lado, esta situación es una demostración del serio esfuerzo de la nación por la protección y desarrollo de sus ciudadanos desde el punto de vista económico, político y social. Desde 1959 en que triunfo la Revolución se ha legislado y actuado prácticamente en este sentido.

El sistema de salud y de asistencia médica garantiza desde la niñez el disfrute de una vida sana, capaz llegar no solo a adulto sino a una vejez con óptima calidad de vida.

Durante el Primer Encuentro Internacional de Centenarios, celebrado en Ciudad de La Habana los días 9 y 10 de febrero del 2005, se manifestó que Cuba cuenta hoy con una esperanza de vida al nacer que rebasa los 77 años, comparable con la de naciones altamente industrializadas. Esto abarca a un número cada vez mayor de adultos que, no sólo alcanzan los cien años, sino que hasta sobrepasan esa edad.

Incluso, cada vez es más creciente el número de ciudadanos inscriptos en el Club de los 120 años, realizando las acciones que le ayuden en ese propósito. A ello contribuyen los nuevos conceptos gerontológicos y los programas de atención al adulto mayor instaurados en toda la nación desde 1974.

Sobrepasan varios dígitos el número de ciudadanos que en Cuba superan los cien años. Se habla de no menos de 2 500. En esas cifras hay una cantidad considerable de haitianos residentes en el país.

Tanto los unos como los otros reciben esmerada atención con la participación activa de la familia, la comunidad y las organizaciones políticas y no gubernamentales.

El doctor Eugenio Seltman, presidente del Club de los 120 Años, creado en el país hace un año con el lema: "Mientras más temprano comencemos, mejor, pero nunca será tarde para empezar", para promover una larga vida con calidad, declaró que se inició un estudio con las personas centenarias. Ya se concluyó en las provincias Ciudad de La Habana, donde hay 289 centenarios, y en La Habana, con otros 96. El 70 por ciento de ellos son mujeres.

Hay otros siete países que han desarrollado similares investigaciones con las personas que sobrepasan los cien años de edad.

En este encuentro se intercambió sobre los elementos influyentes en la supervivencia, demostrándose que un medio ambiente saludable, adecuada nutrición, buena salud mental y motivaciones para la vida permiten mantenerse activo e independiente a las personas centenarias.

LOS HAITIANOS LONGEVOS EN CUBA

Un interesante aspecto en la presencia de los haitianos en Cuba es lo relativo a su sobrevivencia.

En tanto la esperanza de vida en Haití está considerada como de 55 años al nacer, en Cuba una cifra no despreciable de inmigrantes haitianos han duplicado y casi triplicado esa edad, sumándose así al elevado índice de esperanza de vida del cubano.